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Biden y el ocaso de las terapias de conversión


El 15 de junio el Presidente Joe Biden firmó una orden ejecutiva ofreciendo ciertas garantías a la comunidad LGBTQ+, entre ellas dando direcciones claras y definitivas de que ninguna agencia federal desembolsará dinero para pagar servicios de terapias de conversión y velarán para que estas intervenciones sean tachadas de prácticas engañosas.

Recordemos que las terapias de conversión son intervenciones que se ofrecen con la intención de cambiar la orientación sexual de personas de la comunidad LGBTQ+. Pero, ¿por qué prohibirlas? Son varias las razones. Primero, estas terapias no se basan en la ciencia psicológica ni psiquiátrica. De hecho, todas las organizaciones de trabajo social, pediatría, psicología y psiquiatría han publicado guías en donde se resalta que estas terapias no tienen ningún bagaje teórico ni clínico creíble. Segundo, ya hay evidencia contundente que las personas que se someten a estas terapias obtienen uno de dos resultados: o no cambian su orientación como se les había prometido, o terminan con un deterioro notable en su salud mental. Por ejemplo, en el estudio publicado por el Proyecto Trevor en la EEUU, las personas que tomaron estas terapias terminaron mucho peor en su salud mental y cometieron el doble de intentos suicidas. Por lo tanto, este tipo de terapia es una engañosa, falaz, tramposa y potencialmente dañina.

El Presidente Biden expresó: “Mi orden va a utilizar la fuerza máxima del gobierno federal para acabar estas prácticas inhumanas de terapia de conversión. Esta es la primera vez que el gobierno federal está haciendo este esfuerzo coordinado en contra de esta práctica peligrosa y desacreditada”.

Contrario a la opinión desinformada de algunas personas, las terapias reparativas se han practicado en Puerto Rico y así ha sido evidenciado en entrevistas y reportajes en Puerto Rico. El lector puede consultar el Boletín de la Asociación de Psicología de Puerto Rico (APPR) del mes de febrero de 2020 y podrá leer un artículo impactante de un paciente que en su adolescencia pasó por este tipo de terapia, lo que le ocasionó un daño psicológico marcado.

Pero la condena a estas terapias no solo se da a nivel político. Hace unos días, la organización más grande en el mundo que representa a los psicólogos que utilizan técnicas conductuales y cognitivas (ABCT), le envió a todos sus miembros un comunicado donde le piden disculpas a las miles de personas que recibieron en los 1960s terapias basadas en dar choques eléctricos en los dedos y brazos para que desistieran de ser homosexuales. Esta organización incluso está considerando extraer de sus revistas todos los artículos que se publicaron donde se presentaban estudios con estas técnicas.

Las APPR ha sido líder en aprobar varias resoluciones en asambleas, declarando las terapias de conversión como no-éticas y desligadas de procedimientos científicos y profesionales.

La psicoterapia tiene como meta buscar la eliminación de síntomas, el bienestar de las personas y su conexión proactiva con el ambiente que le rodea. Las terapias de conversión van a pasar a la historia de la psiquiatría como un tipo de procedimiento dañino e inútil, el cual llevó a la miseria a miles de personas. Definitivamente va a ser descrito como un lado oscuro en la historia de la salud mental. Como profesionales de la salud no podemos estar avalando procedimientos tóxicos. Al contrario, respecto a la población LGBTQ+ vamos por un camino firme: el de crear derechos y garantías políticas y sociales que le garanticen a todos esos seres humanos una vida plena y con justicia social.




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