Exigimos ambientes escolares que sean psicológicamente saludables

La Asociación de Psicología de Puerto Rico se Une a los Reclamos de Psicólogos y Psicólogas Contratados por el Departamento de Educación
La Asociación de Psicología de Puerto Rico (APPR) es la organización profesional que más profesionales y estudiantes de psicología agrupa en el país. Entre nuestras gestiones se encuentra el apoyar a nuestros(as) profesionales de la Psicología a obtener condiciones justas y adecuadas en el ambiente laboral; así como, fomentar y alentar a llevar a cabo prácticas sobre los más altos estándares éticos y basadas en evidencia científica.
En el día de hoy nos unimos a las voces de los(as) profesionales de la psicología que laboran en el Departamento de Educación de Puerto Rico y que reclaman un trato respetuoso y adecuado, en un ambiente profesional y ético. Al igual que ellos(as) consideramos inaceptable que se utilicen expresiones que denoten menosprecio hacia la comunidad escolar y a los mismos profesionales. Tampoco podemos tolerar el que se haga uso indebido de términos profesionales como son los diagnósticos.
Entendemos que el Departamento de Educación se encuentra en una etapa de transición y que al momento aún están realizando ajustes para la integración efectiva y exitosa de los y las profesionales de la psicología en los planteles escolares. Para ello es fundamental establecer procedimientos claros, así como descripciones de puestos y tareas para garantizar que cada profesional; así como, la comunidad escolar esté al tanto del trabajo que se estará realizando. Sabemos que es importante establecer comunicación con los y las profesionales para reconocer las áreas de fortaleza y las áreas a ser mejoradas. Sin embargo, esto debe hacerse en todo momento en un ambiente de respeto y profesionalismo. Por otra parte, es fundamental señalar que el Departamento de Educación debe emplear profesionales que cuenten con las competencias necesarias en el área de la psicología, para realizar las funciones de supervisión directa a los y las profesionales. Es imperativo que las personas que ejerzan las tareas de monitoreo y supervisión cuenten con el conocimiento necesario sobre el quehacer psicológico. De lo contrario, habrá un desfase entre las exigencias que se le hacen al o la profesional y lo que en efecto se pudiera llevar a cabo para cumplir con la ética de la profesión o con las intervenciones que se consideren adecuadas según el criterio profesional.
En meses pasados hemos recibido notificaciones sobre exigencias que el Departamento de Educación; así como, las corporaciones que ofrecen servicios a esta agencia gubernamental han estado haciendo a los psicólogos y psicólogas contratados por ellos. Estas exigencias, en muchos casos violentan la ética profesional. En otras ocasiones van en contra de lo establecido por la evidencia científica. Entre estas exigencias se encuentran, sólo por mencionar algunas:
Evaluaciones realizadas en una fracción del tiempo requerido para la administración de las diferentes pruebas.
Omisión de recomendaciones pertinentes a las necesidades de los(as) estudiantes por responder a las exigencias del Departamento de Educación o las corporaciones para las que laboran.
Asignación exagerada de niños y niñas a cada terapeuta, bajo la exigencia que deben ser atendidos en un tiempo específico, afectando así la calidad de los servicios.
Terapias grupales realizadas en grupos de seis a ocho niños(as), cuando lo recomendable es que los grupos no deben ser de más de cuatro niños(as).
Lo antes mencionado representan faltas graves a la profesión y contra la población que recibe los servicios. Hemos sabido de muchos(as) colegas que han sido amenazados de perder su trabajo si no cumplen con tales exigencias. Esta situación es inaceptable, no sólo porque afecta la credibilidad de la profesión, sino porque pone al profesional en riesgo de perder su licencia, además de su trabajo. Es inaceptable porque afecta directamente a las personas que reciben los servicios. Una intervención inadecuada puede tener efectos altamente negativos en la vida de una persona, y sus consecuencias pueden extenderse a lo largo de su vida.
Ante este panorama hacemos un llamado al secretario del Departamento de Educación, Lcdo. Eliezer Ramos Parés, para que tome acción ante estos hechos y garantice condiciones de trabajo que cumplan con lo establecido por la ley, el código de ética de la profesión y la evidencia científica. Que se garantice un ambiente de respeto y profesionalismo para todas las personas, incluyendo los psicólogos y psicólogas licenciados que laboran para el Departamento. Le invitamos a establecer el diálogo y encontrar alternativas que garanticen lo antes mencionado, pero sobre todas las cosas garanticen que los niños, niñas y jóvenes de nuestro país reciban servicios de calidad y de acuerdo con sus necesidades reales. Exigimos ambientes escolares que sean psicológicamente saludables, lo cual no es posible si los mecanismos de administración, supervisión y comunicación van en detrimento de quienes allí laboran y estudian. La APPR pone a su disposición el saber de nuestros(as) profesionales para colaborar en el logro de estas metas.
Una vez más la APPR reitera su compromiso con la profesión y con el bienestar de nuestra gente.
Kevia M. Calderón Jorge, PhD
Presidenta 2021