Punto de Vista | Will Smith, la Bofetada y Trauma

La bofetada que le propinó el actor Will Smith a Chris Rock durante los premios de la Academia, ha sido uno de los incidentes más lamentables en la historia de la entrega de los Oscar. La bofetada eclipsó totalmente lo que era una noche de alegría y celebración. La policía estaba presta a arrestar a Smith y se le pidió que saliera del teatro. Pero Smith quedó impávido.
La pregunta es: ¿cómo un hombre tan admirado, querido y galardonado perdió los estribos ante un supuesto chiste hacia su esposa? Lo que más llama la atención es cómo Smith, sabiendo que lo observaban millones de personas, se descompuso emocionalmente y llegó al extremo de la agresividad física. ¿Dónde quedó su sabiduría, su compostura y su habilidad de resolver conflictos interpersonales?
Una clave para comprender este incidente parece radicar en experiencias traumáticas de su niñez. Los traumatólogos saben que las experiencias traumáticas temprano en la vida, inclinan o provocan en mucha gente pasiones y emociones incontenibles cuando se enfrentan a situaciones parecidas a las que se enfrentaron años o décadas atrás. Estas experiencias traumáticas, si no han sido superadas, pueden instigar en la persona conductas y emociones desproporcionadas que se trasladan a asuntos no resueltos en la niñez.
Me parece entender que la reacción de Smith puede comprenderse al tomar en cuenta algunos incidentes en su vida. En su autobiografía, Smith cuenta que su padre era un hombre violento y alcohólico quien mantenía un régimen de terror en su casa. Cuando Smith tenía 9 años él vio a su padre pegarle un puño a su madre en la cabeza, que ocasionó que ésta colapsara. Dice Smith: “La vi escupir sangre. Ese momento en ese cuarto, probablemente definió quien soy ahora”.
Notemos que Smith recuerda este incidente como uno indeleble en su memoria, imborrable, marcado con dolor y angustia. Esto precisamente constituye lo que son memorias traumáticas. Pueden pasar décadas y las imágenes y la emoción parecen estar intactas. El tiempo no las ha sanado.
Smith nos da otra clave. Nos cuenta que a pesar de todos los premios, fiestas y risas, “ha habido de mi parte una serie de disculpas a mi madre por yo no haber actuado ese día. Por fallarte a mi madre en ese momento. Por fallarle por no enfrentar a mi padre. Por ser un cobarde”.
Si miramos dichas memorias dentro de un ángulo psicológico matizado por el trauma, esa noche de los premios, cuando Chris Rock hizo el comentario ofensivo a su esposa, Smith de manera automática tenía que hacer lo que no hizo cuando niño: defender vehementemente a su esposa. Dentro de su mentalidad, él no se perdona haber sido un cobarde a los 9 años, pero ahora es un adulto que puede castigar, golpear e insultar a cualquier semejante que insulte su familia. Probablemente en ese momento Smith revivió los abusos de su padre a su madre. En aquel momento no hizo nada, pero ahora de adulto las consecuencias para el ofensor serán temibles.
El trauma psicológico tiene esa particularidad: si no se supera y se busca ayuda, nos perseguirá como una sombra que se interpone como un obstáculo para superarnos y aprender del pasado.
Artículo publicado en El Nuevo Día el 4 de abril de 2022. Puede acceder desde: https://www.elnuevodia.com/opinion/punto-de-vista/will-smith-bofetada-y-trauma