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¿Qué es disforia de género y porque no hay nada que reparar?


Recientemente hemos escuchado que las llamadas terapias reparativas sí podrían servir para que profesionales de salud mental puedan ayudar a las personas con disforia de género. Pero, muchas personas se preguntarán: ¿qué es disforia de género? y ¿son las terapias reparativas recomendadas para esta disforia? Según la define la quinta y última edición del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales de la Asociación de Psiquiatría Estadounidense, se refiere a la disforia de género como el distrés (estrés negativo) que puede acompañar a una persona por la incongruencia entre la experiencia o expresión de género de una persona, comparada con aquella esperada por el sexo de nacimiento. Es decir, la disforia de género es un término que se utiliza para describir un síntoma psicológico que se experimenta y no es un diagnóstico para aquellas personas que su género no concuerda con lo esperado por la sociedad. De hecho, se debe resaltar que este mismo libro hace énfasis en que las identidades trans (personas transgéneros y/o transexuales) y de género no binario, no son una enfermedad y mucho menos un diagnóstico.


Contestada la primera pregunta entonces, ¿se recomiendan las terapias reparativas para la disforia? La respuesta es no. Las terapias reparativas lo que buscan es cambiar la orientación sexual y/o identidad de género de la persona. Estas terapias parten de premisas equivocadas como que el ser heterosexual o ser cisgénero (identificarse con el género esperado socialmente de acuerdo con el sexo de nacimiento) son las únicas identidades válidas o “normales”. Así que lo que buscan es cambiar a la persona a alguien que no es, a lo que se espera socialmente, a complacer a otras personas, pero no a sí misma. Organizaciones como la Asociación de Psicología de Puerto Rico y la Asociación de Psicología Estadounidense se han pronunciado en contra de estas terapias debido a la evidencia científica continua y contundente del daño que provocan estas terapias. Además, han encontrado evidencia de que todas las orientaciones sexuales e identidades de género son válidas, y de hecho, no son escogidas, ni son un estilo de vida, como muchas personas piensan.


En fin, lo que sí ha demostrado funcionar para trabajar con las secuelas de la homofobia, bifobia y transfobia en la que viven las personas LGBT+ son los modelos afirmativos. Estos modelos buscan validar y afirmar la orientación sexual y la identidad de género de la persona. A su vez, de la persona identificarse con alguna religión, busca también el integrar ambas identidades para que convivan armoniosamente y no se afecte la salud mental de la persona. Debemos como sociedad dejar de arremeter contra las personas por tener características diferentes a las nuestras. No existe tal cosa como las personas normales, cada persona es única, a pesar de que compartirá características con otras personas. El amar al prójimo tal y como es (siempre que no haga daño a nadie), es la clave para vivir en un país más justo y equitativo.

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